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Peruanososcuros


domingo, 28 de marzo de 2010

JOY DIVISION LA HISTORIA PARTE DOS





_joy division
dead souls (II)


_Proseguimos viaje por el alma oscura de Joy Division e Ian Curtis y cerramos el especial que comenzó la semana pasada hablando de sus conexiones punk y haciendo un repaso a su discografía.


_APOLOGÍA EN TERRITORIO HOSTIL
por Álex Cerrato.

Aunque la escena inglesa post punk –usando esta denominación para separar este movimiento de lo que se convino en llamar New Wave- me parece, a grandes rasgos y generalizando, como un puñado de blanquitos jugando con conceptos (las cadencias rítmicas del funk, las atmósferas del Krautrock) que les venían muy grandes, contradiciendo mis propias querencias y manías, encuentro muy atractivos ciertos aspectos de un grupo tan sumamente icónico dentro de esta corriente musical como son Joy Division. No aguanto a los grupos clónicos que saquean la parte más “saltarina” de su repertorio, ni a los que fusilan sus densos ambientes preñados de sordidez urbana. Ni siquiera me puedo apoyar en la muleta de que grupos como Soundgarden se inspiraron en los de Manchester en sus inicios, puesto que nunca me han atraído los de Cornell y compañía. Por no gustarme, no aguanto ni media canción de New Order.

Tampoco me atrae el aspecto de Ian Curtis como santón de la miseria. No encuentro la gracia a las rémoras judeocristianas que nos dicen que el arte proviene del sufrimiento y del dolor. Me he negado a leer la amarillista biografía de su viuda porque no me interesa en absoluto el día a día de Ian Curtis. Ni tengo intención de ver la película de Anton Corbjin, a pesar de que el videoclip que realizo para “Atmosphere” fuera una de las causas de mi enamoramiento con el grupo. Sin embargo a pesar de todo lo que llevo dicho hasta aquí –demasiado-, me gustan Joy Division. Me gusta su rítmica mutante, sus arrebatos eléctricos sacando oro del legado de la Velvet, su iconografía misteriosa y sugerente, sus atmósferas, e incluso su nombre, sacado de las dependencias donde las esclavas judías reclusas en campos de concentración, eran obligadas a satisfacer los bajos instintos de las fieras nazis.

Si, como afirman algunos críticos, el Punk nació no solo como respuesta a su contexto musical, sino también al desarrollo urbano, esa salvaje especulación urbana que sufrieron las poblaciones británicas y que tuvo como consecuencia una degradación en los tejidos comunitarios de sus habitantes, si fuera así, Joy Division es una de las mejores expresiones de su entorno y su tiempo. Sus motivos repetitivos nos producen una sensación de monotonía, de alienamiento cotidiano; sus densos ambientes nos agobian con el ruido de una maquinaria industrial que no cesa, que no da lugar a la placidez y la ensoñación, a detenerse a oler las rosas. Y en ese contexto moderno que nos sugiere la música, sus letras nos obligan a mirar hacia aquellos lugares incómodos e inhóspitos donde encontramos preguntas eternas que siguen sin tener respuesta. Su música se convierte en un espejo donde reflejarnos. La Velvet Underground describió perfectamente una macro ciudad como es Nueva York, y lo mismo hicieron The Doors respecto a Los Ángeles, Joy Division eran el relevo respecto a las urbes británicas. Joy Division sentó un paradigma localista. y a la vez de carácter universal, como corresponde a un mundo cada vez más uniforme, donde hasta nuestro inconsciente esta colonizado. En su música se produce el choque violento entre la insatisfacción de la vida postmoderna, y los deseos y anhelos que como seres humanos nos acompañan desde el principio de los tiempos. Ante la fealdad de la vida moderna, ellos edificaron un sonido donde, retomando la paradoja anterior, todos nos podíamos reconocer y, a la vez, de un carácter único e individualista.

DISCOGRAFÍA BÁSICA
por: I. Reyo, D. Lastra y P. Gutiérrez.

“Unknown Pleasures" / 1979: En 1967, Jocelyn Bell detectó por primera vez en la historia una señal proveniente de un pulsar. En 1974, su tutor de tesis, Anthony Hewish, fue condecorado con el Premio Nobel por el desarrollo y confirmación de la existencia de estas estrellas de neutrones. Cada uno de los cien pulsos de radiación del primer púlsar descubierto reflejaba la injusticia y cambiaba el mundo científico. Cada uno de esos cien pulsos de radiación captados serían elegidos cinco años después para ilustrar la portada de un álbum que cambiaría la historia de la música. La puesta en largo de Joy Division poseía la fortaleza de un grupo tremendamente rodado, un efervescente poderío rítmico que fue lo que les hizo diferenciarse al momento de sus coetáneos. “I’ve been waiting for a guide to come and take me by the hand, Could these sensations make me feel the pleasures of a normal man?”. Poco ha tardado en aparecer la máxima vital del grupo mancuniano. “Disorder” te abre poco a poco camino entre las tinieblas. Esa oscuridad de la que no podrás (ni querrás) salir. “Day of the Lords” te confirma que estas ante una voz sobrenatural. Ian Curtis. Los “Where It Will End?” repetidos retumban en cada uno de los recovecos de la habitación y te hacen asomarte al abismo de sus pensamientos esperando a que sea el propio Ian el que te devuelva la mirada. Exhausto pretendes reprender las proclamas de nihilismo, pero no puedes sino terminar hinchándote de deshonor y entonar “I campaigned for nothing, I worked hard for this, I tried to get to you, You treat me like this”. No hay ni que mencionar a quién dirigirías esos “I tried to get to you”. Seguro que ella no ha escuchado la canción, porque sino entendería mucho más las cosas. No es el final. No estamos solos en la oscuridad, “Insight” se hermana musicalmente con “Disorder” para dar un golpe de efecto y proclamar que “I’m not afraid anymore”. La mutación del “Insight” en los riffs de “New Dawn Fades” nos muestran que estamos a punto de entrar en el núcleo de la estrella. El apocalíptico intento por mejorar deja paso a la perfección hecha canción. La grandeza Pop (sí, Pop) de “She’s Lost Control” hace que sea una de esas pocas piezas inigualables por la que cualquier grupo mataría. La brutalidad de este tema deja camino libre para otro de los pesos pesados: “Shadowplay”... “To the centre of the city in the night waiting for you” y la locura entre el bajo de Peter Hook y la guitarra de Bernard Sumner se acercan al infinito. “Wilderness” puede parecer la vuelta a la melancólica letanía en la que nos encontrábamos, pero quizá no tengamos ya el mismo rumbo de antes, y puede que nos hayamos acercado a una galaxia cercana. Los ecos de Iggy aparecen en ese desgarro llamado “Interzone”, e Ian deja el control a Peter Hook para que enloquezca por completo. Tras la descarga de adrenalina a lo The Stooges, es el momento de todo un himno. El momento en que todo el contenido de “Unknown Pleasures” se vuelca en seis minutos. Todo lo que quieres buscar. Quiénes somos, de donde venimos, a donde vamos. E sentido de la vida... Todo esta en “I Remember Nothing”. El disco 10 del catálogo de Factory Records hace honor a su numeración. Irrepetible. D.L.

“Closer" / 1979: El 18 de mayo Ian Kevin Curtis se cansaba del mundo. No era la primera vez que intentaba terminar con todo, pero esta vez sí que lo consiguió. Una leyenda nacía en el mismo momento en que Curtis tensaba la cuerda. La juventud plena y desgraciada en estado puro, sin ningún tipo de contemplaciones falsamente dramáticas. Los espasmos habían desaparecido, la voz continuaba presente. Surgió una crisis egoísta entre sus seguidores, la imposibilidad de no poder escuchar nuevo material de Joy Division nunca más. Esta duda se disipó dos meses después con la salida del segundo (y último) disco de Joy Division. “Closer” se convirtió en el panegírico perfecto para la figura de Ian, y en perfecto bálsamo para los fans de la división del placer. Adentrarse en “Closer” no es ningún juego. Más anguloso e imperfecto que “Unknown Pleasures”, “Closer” es una exhibición de atrocidades de la que es difícil escapar. Los seis minutos que abren el disco podrían ser el complemento musical de la escandalosa novela fragmentada de J.G. Ballard. Con el “Take my hand and I’ll show you what was and will be” no podemos sino acercarnos un poco más. Como la portada, el tono de “Isolation” es más blanquecino de lo que nos tenían acostumbrados. Los sintetizadores terminan por acaparar la totalidad del ritmo y convierten a esta canción en una especie de experimento electrónico que entronca con lo que posteriormente sería New Order. Escuchar a un Ian más lúcido que nunca entonando “This is a crisis I knew had to come” a dos metros bajo tierra hace que “Passover” suene aún más estremecedora. La enfermiza “Colony” roza el noise gracias a un esquema rítmico repetitivo sobre el que se coloca la poderosa voz de Curtis. “I put my trust in you… I put my trust in you… I put my trust in you”. La línea de bajo de “Heart and Soul” te imbuye de lleno en la segunda parte del disco y nos muestra al descarnado bardo recitando “The present is well out of hand. Heart and soul, one will burn”. Otro escalofrío. Es fácil comprobar que los días de Joy Division difieren sobremanera a los de Shaun Ryder en “Twenty Four Hours”. La eternidad y la distancia se asemejan en “The Eternal”, una pieza de seis minutos de extraordinaria y convulsa belleza, una pieza que muestra lo que podían haber sido las nuevas directrices de Joy Division si Ian no hubiese desaparecido. Para cerrar este “Closer”, eligieron la marciana “Decades”. Una extraña pieza de seis minutos en el que se vuelven a ver muestras de experimentación con la música electrónica, aparcando los soundscapes aparecidos en el “Unknown Pleasures”. Ahora sólo nos queda llorar por lo que pudo haber sido y regocijarnos en su legado. D.L.

“Still" / 1981: Casi un año y medio después de la muerte de Curtis, se edita el primer compilado de su música. Pero “Still” no es un recopilatorio al uso, no contiene sus mayores hits, sino que mezcla piezas desconocidas que jamás salieron a la luz (algunas con añadidos posteriores en el estudio de grabación), y once canciones en directo, diez en la universidad de Birmingham, incluyendo “Ceremony”, y la versión de “Sister Ray” en el londinense The Moonlight Club. Estas tomas de conciertos son un vago reflejo del verdadero poder del grupo sobre unas tablas, más que nada porque su deficiente sonido. Para escuchar a Joy Division en directo, mejor hacerse con el pirata “Les Bains Douches”. Los temas de estudio adquieren otro valor, siendo de obligada escucha para cualquiera que quiera conocer de verdad al grupo mancuniano. Desde la tétrica “Exercise One”, pasando por la rítmica “Sound of Music”, “The Only Mistake”, la ominosa “Something Must Be Break” o el llamamiento funerario de “Dead Souls”, llamamiento que años después versionaría Nine Inch Nails con sobresaliente resultado en la banda sonora de “El Cuervo”. Hace dos años se reeditó, junto a los dos únicos discos de estudio del grupo, incluyendo las tres referencias un CD extra en directo, aparte de libreto. I.R.

“Substance" / 1988: Recopilación de singles, “Substance” cumple la perfecta función para poder observar la evolución de Joy Division. Desde sus primerizos flirteos punkies hasta la creación de un nuevo estilo, más apoyado en teclados, bajos chirriantes y atmósferas opresivas. Esta enorme transformación se va apreciando tema a tema, desde “Warsaw”, donde la espontaneidad y energía de guitarras desencadenan las fuerzas primarias del Punk-Rock, hasta temas tan embriagadores como “Atmosphere”. “Warsaw” no es el único tema con sangre, ahí esta esa inolvidable y potente “Failures”. A partir de esa simplicidad, Joy Division comenzarían a introducir nuevos cambios en sus estructuras y desarrollar un rock menos explícito. Las atmósferas depresivas se unirían al Rock en unos temas que siguen sonando absolutamente atemporales. “Substance” equilibra todas las caras de Joy Division al incluir un repertorio que no omite ninguna de las facetas de la banda: el lado punk de las citadas “Warsaw” y “Failures”, los entornos íntimos de “Autosuggestion”, la tensión de “Dead Souls”, o su himno definitivo “Love Will Tear Us Apart”, entre otras.

En la edición en CD se incluye una última parte, llamada Appendix. En este final se incluyen temas como la cálida y rockera “No Love Lost” y otros piezas de carácter más experimental, caso de “Novelty”, “Komakino” o “These Days”. P.G.